Publicado porNacho Otero
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Aquelarre es una palabra castellana que deriva a su vez de la voz vasca akelarre (del euskeraaker, macho cabrío, y larre, prado), que significa "prado del macho cabrío", pues se pensaba que el Diablo se hacía presente en medio de las brujas bajo la forma de ese animal y en ese preciso lugar. Por eso, en origen denominaba exclusivamente el sitio en el que supuestamente las brujas (en euskera, sorginak) celebraban sus rituales satánicos.
Origen etimológico del término 'aquelarre'
La etimología de 'aquelarre' nos ayuda a comprender mejor cómo ha evolucionado la práctica y la percepción social del concepto
Del euskera al castellano: significado original
La palabra "aquelarre" tiene sus raíces en el euskera, donde "akelarre" combina "aker" (macho cabrío) y "larre" (prado). Este término evocaba un lugar específico donde se creía que las brujas, conocidas en euskera como "sorginak", realizaban sus rituales bajo la presencia del Diablo, personificado en un macho cabrío. En la tradición popular, este animal se asociaba con lo demoníaco, y su figura central en los aquelarres simbolizaba la unión entre lo humano y lo sobrenatural. Con el tiempo, el término se integró en el castellano, ampliando su significado para referirse a cualquier reunión de brujas y brujos, sin importar el lugar donde se celebrara.

El proceso de asimilación del término en el idioma castellano refleja una mezcla de influencias culturales y lingüísticas. La transición del euskera al castellano no solo cambió el significado de "aquelarre", sino que también lo enriqueció, permitiendo que el término se utilizara en un contexto más amplio. Esta evolución lingüística es un ejemplo de cómo las palabras pueden transformarse y adaptarse a nuevas realidades culturales, manteniendo al mismo tiempo una conexión con sus orígenes.
La etimología del término también nos ofrece una ventana a las creencias y prácticas de las sociedades precristianas. Antes de que el cristianismo se estableciera firmemente en la región, los rituales paganos eran comunes, y el "akelarre" era una manifestación de estas prácticas. Aunque el término en sí no existía en las tradiciones precristianas, los actos de invocación y adoración a entidades sobrenaturales eran una parte integral de la vida religiosa de la época.
El papel del diablo y el macho cabrío en los aquelarres
El Diablo, en su representación como macho cabrío, juega un papel central en la iconografía de los aquelarres. Esta figura no solo simboliza el mal, sino que también representa una conexión profunda con la naturaleza y los instintos primarios. En los relatos de los aquelarres, el macho cabrío aparece como el líder de las brujas, guiándolas en sus rituales y sirviendo como intermediario entre el mundo terrenal y el sobrenatural. Esta imagen del Diablo como macho cabrío se consolidó en la cultura popular y se convirtió en un símbolo perdurable de la brujería.
La asociación del macho cabrío con lo demoníaco tiene raíces en diversas tradiciones culturales. En muchas culturas antiguas, los animales con cuernos eran vistos como poderosos y místicos, a menudo vinculados a deidades de la fertilidad y la naturaleza. Con la llegada del cristianismo, estas asociaciones se reinterpretaron, y el macho cabrío se convirtió en una figura de temor y transgresión. Esta transformación refleja un cambio en la percepción de la naturaleza y lo sobrenatural, donde lo que antes se consideraba sagrado se transformó en profano.
El simbolismo del macho cabrío en los aquelarres también destaca la dualidad inherente en la figura del Diablo. Por un lado, representa el caos y la rebelión contra las normas establecidas; por otro, es un recordatorio de la conexión del ser humano con sus orígenes más primitivos. Esta dualidad es lo que hace que la figura del macho cabrío sea tan fascinante y perdurable en la cultura popular, inspirando numerosas representaciones artísticas y literarias a lo largo de los siglos.

Primeras apariciones escritas y su contexto histórico
El término "aquelarre" aparece por primera vez en documentos escritos a principios del siglo XVII, específicamente en las actas del Tribunal de Logroño. Según el historiador Gustav Henningsen, la palabra fue utilizada por primera vez entre febrero y mayo de 1609, durante los juicios de brujería que tuvieron lugar en Zugarramurdi. En estos documentos, el inquisidor Juan del Valle Albarado es mencionado como el posible creador del término, lo que sugiere que "aquelarre" fue una invención deliberada para describir las reuniones de brujas en un contexto legal y religioso.
Si hemos de creer en la veracidad de las actas acusatorias de la Inquisición que han llegado hasta nuestros días, la época de máximo apogeo de los aquelarres en España tuvo lugar entre finales de la Edad Mediay principios del siglo XVIII, pero el término en sí parece haber sido acuñado a principios del siglo XVII. Varios estudiosos de la brujería –Mikel Azurmendi, G. Henningsen, Anna Armengol– defienden que no procede de un vocablo vasco ancestral, como se creía, sino que se trató de una deliberada construcción culta, emanada del lenguaje jurídico de esa época. Henningsen incluso se atreve a precisar la fecha aproximada de su creación y el nombre de quien la inventó. Así, la data entre el 14 de febrero de 1609, en que el Tribunal de Logroño recibe un nuevo grupo de presos de Zugarramurdi, y el 22 de mayo del mismo año, en que la palabra aparece por primera vez por escrito en las actas. Y apunta, como probable inventor, al inquisidorJuan del Valle Albarado.
La evolución del concepto de aquelarre
A pesar de estos oscuros inicios, el término 'aquelarre' ha variado mucho a lo largo del tiempo, dejando atrás algunas connotaciones negativas.
De rituales satánicos a reuniones de brujas y brujos
Con el paso del tiempo, el concepto de aquelarre ha evolucionado significativamente. Originalmente asociado con rituales satánicos y encuentros demoníacos, el término se ha transformado para abarcar una variedad más amplia de prácticas y creencias. En la actualidad, un aquelarre puede referirse a cualquier reunión de personas que practican la brujería o están interesadas en el ocultismo, sin la necesidad de una connotación necesariamente negativa o maligna. Esta evolución refleja un cambio en la percepción social de la brujería y las prácticas esotéricas.
La transformación del concepto de aquelarre también está relacionada con el resurgimiento del interés por las tradiciones paganas y precristianas. Durante el siglo XX, movimientos como la Wicca comenzaron a reivindicar las prácticas de brujería como una forma de espiritualidad legítima y respetada. En este contexto, los aquelarres se convirtieron en reuniones de personas que buscan conectarse con la naturaleza y explorar su espiritualidad de manera comunitaria. Esta reinterpretación del término ha contribuido a desestigmatizar la brujería y a promover un enfoque más inclusivo y positivo.
El cambio en la percepción del aquelarre también se refleja en la cultura popular, donde las representaciones de brujas y brujos han pasado de ser figuras temidas a personajes empoderados y admirados. En películas, libros y series de televisión, los aquelarres a menudo se presentan como comunidades de apoyo y aprendizaje, donde los individuos pueden desarrollar sus habilidades mágicas y encontrar un sentido de pertenencia. Esta representación más positiva del aquelarre ha ayudado a cambiar la narrativa en torno a la brujería y a fomentar una mayor aceptación de la diversidad espiritual.

Transformaciones en la percepción del aquelarre a lo largo de los siglos
La percepción del aquelarre ha experimentado numerosas transformaciones a lo largo de los siglos, influenciada por cambios culturales, sociales y religiosos. En la Edad Media, los aquelarres eran vistos como reuniones peligrosas y subversivas, donde las brujas se reunían para adorar al Diablo y conspirar contra la sociedad cristiana. Esta visión estaba alimentada por los prejuicios y temores de la época, que veían en la brujería una amenaza al orden establecido y una manifestación del mal.
Con el tiempo, sin embargo, la percepción del aquelarre comenzó a cambiar. A medida que el conocimiento científico y la racionalidad ganaban terreno durante la Ilustración, las creencias en la brujería y los aquelarres fueron cuestionadas y desacreditadas. En lugar de ser consideradas como prácticas demoníacas, las reuniones de brujas comenzaron a ser vistas como expresiones de resistencia cultural y espiritual. Este cambio en la percepción permitió una reevaluación de la brujería y sus practicantes, abriendo la puerta a una comprensión más matizada y compleja.
En la actualidad, los aquelarres son a menudo vistos como espacios de empoderamiento y comunidad. En lugar de ser temidos, son celebrados como oportunidades para explorar la espiritualidad, aprender sobre tradiciones antiguas y conectarse con otros que comparten intereses similares. Esta transformación en la percepción del aquelarre refleja un cambio más amplio en la sociedad, hacia una mayor aceptación de la diversidad y una apreciación de las prácticas espirituales alternativas.
Paralelismos con prácticas precristianas y paganas
Los aquelarres tienen paralelismos evidentes con las prácticas precristianas y paganas, que a menudo involucraban rituales comunitarios y celebraciones de la naturaleza. En muchas culturas antiguas, las reuniones en torno a fogatas o en lugares sagrados eran comunes, y servían como una forma de conectar con lo divino y fortalecer los lazos comunitarios. Estos rituales paganos a menudo incluían danzas, cantos y el uso de hierbas y plantas con propiedades mágicas, elementos que también se encuentran en las descripciones de los aquelarres.
La conexión entre los aquelarres y las prácticas paganas es un recordatorio de la continuidad de ciertas tradiciones a lo largo de la historia. A pesar de los intentos de erradicar la brujería y las creencias asociadas, muchos de los elementos de los aquelarres tienen raíces profundas en las culturas precristianas. Esta continuidad sugiere que, a pesar de los cambios en la sociedad y la religión, las personas han mantenido un deseo persistente de conectarse con lo espiritual y lo místico.
Los paralelismos entre los aquelarres y las prácticas paganas también destacan la influencia de estas tradiciones en la cultura contemporánea. En la actualidad, muchas personas buscan redescubrir y revivir estas prácticas antiguas, integrándolas en sus propias vidas como una forma de espiritualidad personal. Esta búsqueda de conexión con las raíces paganas refleja un deseo de encontrar un sentido de significado y pertenencia en un mundo cada vez más secular y desconectado.

El aquelarre en la historia española y europea
El aquelarre es un fenómeno de raíz europea. Más concretamente, como hemos visto, tiene en el norte de la Península Ibérica sus albores.
El apogeo de los aquelarres: finales de la Edad Media al siglo XVIII
El apogeo de los aquelarres en España y Europa tuvo lugar entre finales de la Edad Media y el siglo XVIII. Durante este período, la brujería y los aquelarres se convirtieron en el foco de intensas persecuciones por parte de la Iglesia y las autoridades civiles. La caza de brujas, impulsada por el miedo y la superstición, llevó a la ejecución de miles de personas acusadas de participar en aquelarres y de practicar la magia negra. Este período de represión es un testimonio del poder de las creencias populares y el impacto de la religión en la vida cotidiana.
En España, uno de los episodios más notorios de la caza de brujas fue el juicio de Zugarramurdi en 1610, llevado a cabo por el Tribunal de Logroño. Durante este juicio, numerosas personas fueron acusadas de participar en aquelarres y de adorar al Diablo. Las actas del juicio ofrecen una visión detallada de las creencias y prácticas atribuidas a los aquelarres, así como de las tácticas utilizadas por la Inquisición para obtener confesiones. Este episodio es un ejemplo de cómo el miedo y la superstición pueden ser utilizados como herramientas de control social.
El Tribunal de Logroño y la caza de brujas de 1610
El Tribunal de Logroño desempeñó un papel crucial en la caza de brujas en España, especialmente durante los juicios de 1610 en Zugarramurdi. Este tribunal fue responsable de investigar y procesar a aquellos acusados de brujería y de participar en aquelarres. Los juicios de Zugarramurdi son uno de los ejemplos más conocidos de la persecución de la brujería en España, y las actas de estos juicios ofrecen una visión detallada de las acusaciones y las prácticas atribuidas a los aquelarres.
Durante los juicios de Zugarramurdi, se acusó a numerosas personas de participar en aquelarres y de adorar al Diablo. Las confesiones obtenidas bajo tortura detallaban reuniones nocturnas en las que se realizaban rituales satánicos y se invocaba al Diablo. Estas descripciones contribuyeron a la imagen popular de los aquelarres como encuentros demoníacos y peligrosos. Sin embargo, muchos historiadores modernos cuestionan la veracidad de estas confesiones, argumentando que fueron el resultado de la presión y el miedo.
El impacto de los juicios de Zugarramurdi y del Tribunal de Logroño en la percepción de los aquelarres fue significativo. A pesar de la represión, los aquelarres continuaron siendo una parte importante de la cultura popular y las creencias en muchas regiones de Europa. Con el tiempo, la percepción de los aquelarres cambió, pasando de ser vistos como amenazas demoníacas a ser considerados como vestigios de antiguas tradiciones culturales. Esta evolución en la percepción refleja un cambio más amplio en la sociedad, hacia una mayor tolerancia y comprensión de las prácticas espirituales alternativas.
El sinónimo 'sabbat' y su interpretación errónea
Y su más antiguo sinónimo, sabbat, ¿qué origen tiene? En este caso, su significado más oscuro se relaciona con los ancestrales prejuicios antisemitas. Dado que la religión judía santifica el sabbat –que es el séptimo día de la semana en el calendario hebreo– como jornada de descanso obligatorio, algunos gobernantes cristianos de la Edad Media buscaron conectar el asueto prescrito por el judaísmocon la actividad satánica y la brujería. Así, le dieron al término "sabbat" el sentido peyorativo de "reunión para ejecutar prácticas demoníacas" y acusaron a continuación a los judíos de ser adoradores del Diablo. Para apoyar esta tesis, afirmaban que la celebración de este día sagrado –que tiene lugar desde el atardecer del viernes hasta la aparición de tres estrellas en la noche del sábado– consistía en realidad en una reunión clandestina de brujas y hechiceros en la que se realizaban sacrificios humanos.
La interpretación errónea del sabbat como una reunión de brujas para realizar rituales satánicos refleja los prejuicios y temores de la época. En un contexto de creciente tensión religiosa y social, las diferencias culturales y religiosas eran vistas como amenazas al orden establecido. La demonización del sabbat y su asociación con la brujería son ejemplos de cómo las creencias religiosas pueden ser distorsionadas y utilizadas para justificar la persecución y la intolerancia.
Representaciones modernas y culturales del aquelarre
Como muchas otras tradiciones, ya sean religiosas o paganas, el 'aquelarre' ha trascendido su propia práctica. Hoy en día, es una palabra con muchas más acepciones.
El aquelarre en la cultura popular y festivales actuales
El aquelarre ha dejado una huella indeleble en la cultura popular, inspirando una amplia variedad de representaciones en cine, literatura y arte. En la actualidad, los aquelarres son a menudo representados como eventos místicos y misteriosos, donde las brujas se reúnen para realizar rituales y celebrar su conexión con lo sobrenatural. Estas representaciones han contribuido a mantener vivo el interés por la brujería y han ayudado a desmitificar y desestigmatizar las prácticas esotéricas.
Uno de los ejemplos más destacados de la influencia del aquelarre en la cultura popular es la serie de festivales y eventos que celebran la brujería y el ocultismo. En España, la fiesta del Aquelarre de Cervera, que se celebra desde 1978, es un evento que atrae a miles de visitantes cada año. Durante el festival, se recrean escenas de aquelarres y se realizan actividades culturales y artísticas que celebran la historia y el folclore de la región. Este tipo de eventos no solo preservan la tradición, sino que también fomentan el interés por la historia y la cultura local.
Además de los festivales, el aquelarre ha sido una fuente de inspiración para numerosos artistas y escritores. Desde las pinturas de Goya hasta las novelas contemporáneas, el aquelarre ha sido representado de diversas maneras, reflejando las cambiantes percepciones de la brujería y lo sobrenatural. Estas representaciones artísticas no solo capturan la esencia del aquelarre, sino que también ofrecen una reflexión sobre la naturaleza humana y su relación con lo desconocido.
Influencia en la literatura y el arte
La influencia del aquelarre en la literatura y el arte es innegable, con numerosas obras que exploran sus temas y simbolismo. En la literatura, el aquelarre ha sido un tema recurrente en novelas y cuentos que abordan la magia, el misterio y el poder de lo oculto. Autores como Nathaniel Hawthorne y Arthur Miller han utilizado el aquelarre como un recurso narrativo para explorar temas de moralidad, poder y resistencia. Estas obras no solo capturan la fascinación por la brujería, sino que también ofrecen una crítica social y cultural.
En el arte, el aquelarre ha sido representado en una variedad de estilos y medios. Uno de los ejemplos más icónicos es la serie de pinturas de Francisco de Goya, que retratan escenas de aquelarres con un estilo oscuro y evocador. Estas obras capturan la atmósfera de misterio y temor asociada a los aquelarres, al tiempo que reflejan las preocupaciones sociales y políticas de la época. La representación del aquelarre en el arte no solo ha contribuido a su popularidad, sino que también ha influido en la forma en que se perciben las brujas y la brujería.
Además, el aquelarre ha inspirado a artistas contemporáneos que buscan reinterpretar y reivindicar la figura de la bruja. En la actualidad, muchos artistas utilizan el aquelarre como una metáfora para explorar temas de empoderamiento, feminismo y espiritualidad. Estas representaciones modernas no solo desafían las percepciones tradicionales de la brujería, sino que también celebran la diversidad y la creatividad en el arte y la cultura.
Prácticas contemporáneas de Wicca y brujería
En el mundo contemporáneo, las prácticas de Wicca y brujería han experimentado un resurgimiento, con un creciente interés en los aquelarres como espacios de comunidad y espiritualidad. La Wicca, en particular, ha adoptado el concepto de aquelarre como una reunión de personas que comparten un interés común en la magia y la naturaleza. Estos aquelarres modernos son espacios inclusivos donde se celebran rituales, se comparten conocimientos y se fomenta un sentido de pertenencia y conexión con lo espiritual.
Las prácticas contemporáneas de Wicca y brujería a menudo incorporan elementos de antiguas tradiciones paganas, combinando rituales y creencias de diversas culturas. En los aquelarres modernos, se pueden encontrar prácticas como la meditación, el uso de hierbas y cristales, y la celebración de los ciclos naturales. Estas prácticas no solo ofrecen una forma de explorar la espiritualidad personal, sino que también promueven un enfoque respetuoso y sostenible hacia el medio ambiente.
El resurgimiento de las prácticas de Wicca y brujería también ha contribuido a cambiar la percepción de los aquelarres en la sociedad. En lugar de ser vistos como eventos peligrosos o subversivos, los aquelarres modernos son celebrados como espacios de creatividad, empoderamiento y conexión espiritual. Esta transformación refleja un cambio más amplio en la sociedad hacia una mayor aceptación de la diversidad espiritual y una apreciación de las prácticas esotéricas como una forma legítima de expresión y exploración personal.
Referencias:
- Azurmendi, M. (2014).Las brujas de Zugarramurdi. Editorial Almuzara.
- Azurmendi, M. (2012). A vueltas con el término aquelarre.Akelarre: la caza de brujas en el Pirineo (siglos XIII-XVIII). RIEV. Revista Internacional de los Estudios Vascos,9, 42-53.
- Pérez, N. B. (2019). “Bruxas y meigas andan xuntas”. Mitoloxía y realidá de la bruxería llionesa.Añada: revista d’estudios llioneses, (1), 11-33.
- Dedieu, J. P., & Knutsen, G. W. (2021). The dangerous Dane. The human side of Gustav Henningsen. A memory by two authors.Principe de Viana, (278), 837-848.